El ABC de las enzimas. ¿Cuándo y por qué utilizarlas?
Las enzimas son necesarias para que el metabolismo del cuerpo funcione correctamente, y la falta de enzimas puede provocar problemas de salud. Descubra más sobre ellas.
Las células del cuerpo humano contienen enzimas, también conocidas como fermentos. Algunas enzimas intervienen en el sistema digestivo. Algunas enzimas son importantes para el sistema inmunológico y las enzimas que participan en la reducción de la inflamación. De hecho, a veces estos procesos bioquímicos naturales no funcionan lo suficientemente bien y es necesario complementar las enzimas.
Las enzimas se sintetizan en el cuerpo y esto es natural. Las enzimas necesarias para el sistema digestivo se producen en el páncreas, el estómago y el intestino delgado, y las glándulas salivales también segregan enzimas para ayudar a descomponer los alimentos. Otras enzimas sintetizadas por el organismo son importantes para la función nerviosa, la respiración y la función muscular.
El papel principal de las enzimas
Así pues, las enzimas son esenciales para el buen funcionamiento del metabolismo del organismo, y su deficiencia puede provocar problemas de salud. Por ejemplo, los trastornos nutricionales se producen cuando las enzimas pancreáticas son deficientes. Las consecuencias son desagradables: flatulencia o aumento de la formación de gases en los intestinos.
La hinchazón, los gorgoteos, las flatulencias líquidas y, a veces, el dolor suelen causar molestias. La experiencia regular de estos síntomas es sin duda angustiosa, ya que altera el ritmo de vida habitual.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que la falta de enzimas digestivas también significa que el cuerpo no recibe todos los nutrientes y vitaminas liposolubles que necesita. Esto puede tener consecuencias como la avitaminosis, la disbacteriosis intestinal, la anemia o la alteración del funcionamiento normal del sistema inmunitario.
Las enzimas como medicina
Si el organismo no produce suficientes enzimas y éstas son incapaces de cumplir su función, el médico puede recetar una terapia enzimática. Se han descubierto unas 3.000 enzimas. Los productos farmacéuticos modernos han desarrollado fórmulas, es decir, diferentes combinaciones de enzimas que pueden ayudar al organismo en los procesos metabólicos. Los preparados contienen, por ejemplo, amilasa, lipasa, papaína, bromelina, tripsina y proteasa. Se trata de sustancias naturales que el cuerpo entiende.
Los preparados enzimáticos pueden ser útiles si:
Insuficiencia pancreática;
inflamación crónica o aguda; fibrosis quística;
Enfermedad celíaca;
enfermedad hepática;
enfermedad inflamatoria intestinal.
Los preparados enzimáticos también se recomiendan como complemento de la terapia básica. Por ejemplo, si:
Infección por el virus del herpes;
edema traumático, hematoma;
inflamación crónica de la cavidad oral;
inflamación de los oídos, la garganta y los senos paranasales;
inflamación de las vías respiratorias o de las articulaciones;
inflamación de las venas y otros órganos.
El médico también puede recetar enzimas como tratamiento adicional después de la cirugía.
La mayoría de los preparados enzimáticos son de venta libre, pero hay algunos (por ejemplo, para mejorar la función pancreática) que sólo pueden obtenerse en una farmacia con una receta de su médico. A menudo, los clientes de la farmacia piden un preparado enzimático del que han leído buenas críticas en Internet.
Sin embargo, es aconsejable hablar primero con el médico, ya que siempre es importante saber si su uso es realmente necesario y resolverá el problema. Además, sólo un médico puede recomendar la dosis más adecuada.
Hay que tener en cuenta que un farmacéutico es lo suficientemente competente para aconsejar sobre la compatibilidad de las hierbas, por lo que al comprar preparados enzimáticos sería útil informarle sobre la medicación que ya está tomando. El farmacéutico podrá entonces evaluar si existe algún riesgo de interacción entre los medicamentos y los preparados enzimáticos.
Por ejemplo, hay que tener cuidado cuando se toman enzimas al mismo tiempo que se toman antibióticos, ya que la concentración de sustancias activas en el cuerpo puede aumentar. Algunos preparados enzimáticos no se recomiendan tomar al mismo tiempo, por ejemplo con medicamentos que previenen los coágulos de sangre.
¿Cómo ingerir correctamente las enzimas?
Los preparados enzimáticos son diferentes y su uso puede variar. He aquí algunos matices de uso.
Tome el preparado enzimático para mejorar la digestión durante o poco después de una comida con un vaso de agua.
Si le resulta difícil tragar, puede abrir la cápsula de enzimas y añadir el contenido a un alimento o líquido ácido y blando: yogur, compota de manzana, zumo de manzana, naranja o piña.
Si el preparado enzimático se destina al tratamiento de la inflamación, debe tomarse media hora antes o una hora y media después de una comida con un vaso de agua y no debe masticarse ni dividirse para no dañar la cubierta del comprimido.
¿Puedo tomar una sobredosis de enzimas digestivas?
Los preparados enzimáticos pueden ser objeto de una sobredosis y también pueden tener efectos secundarios indeseables. Los síntomas son similares en ambos casos, pero es más probable que desaparezcan al reducir la dosis.
Los posibles síntomas son:
Diarrea y náuseas;
Disminución del apetito;
Alteración de la consistencia, el olor y el color de las heces;
Con menor frecuencia, hinchazón y sensación de saciedad.
Si experimenta cualquier efecto secundario o reacción alérgica mientras toma un preparado enzimático, debe dejar de tomarlo y consultar a su médico. El farmacéutico también puede aconsejarle en el ámbito de su competencia.